Mis muy queridos herman@s Mexican@s,
Como canalizar la desesperación, la impotencia, la frustración, el dolor? Como? Como le hacemos? Como le hago? Estas son algunas de las muchas preguntas que me he hecho por ya demasiado tiempo.
Hoy,
quizás para tratar de sanar, decidí sentarme en mi jardín. Tome mi jarrito
quebrado de barro que compré hace algunos años en Oaxaca y lo llene de
Raicilla. Y escuche algunas de esas canciones que me regresan a casa. Me
quería sentir cerca de ti, mi México. Cerca de las marchas. Cerca de mi gente. Y
es entonces que comencé a escribir esta carta.
Soy
orgullosamente Mexicana. Pero antes de ser Mexicana soy un ser humano, y un
individuo. Después de ser individuo soy mujer, hermana, hija, sobrina, amiga,
prima, nieta, tía, esposa, ciudadana de México. Antes de ser grupo, somos
individuos.
Antes
de ser un numero, somos seres únicos,
irrepetibles y con un enorme potencial.
Para
construir un país digno de representarnos debemos mirar hacia adentro e
identificar al individuo, para después fortalecer al grupo.
Esto me lleva a preguntarme, quien es y cuando nació esta Mexicana que vive
entre todas estas otras mujeres que constituyen mi yo?
Mi
nombre es Natalia Córdova. Nací en el Distrito Federal, pero crecí en las selvas
y playas de mi amado estado, Quintana Roo.
En
mis venas corre la sangre de seres Mexicanos, soñadores, luchadores, rebeldes,
idealistas, románticos. Les platicare de dos de los Mexicanos que formaron a la Mexicana en mi.
Dentro
de mi corre la ideología y lucha de mi bisabuelo, Cesar Córdova Herrera.
Mi
bisabuelo fue gobernador provisional del estado de Chiapas en el año 1925. Fue
el primer político en otorgarle el derecho de votar a la mujer de su estado. El
primer estado fue Yucatán en 1923, cuando durante el gobierno de Felipe
Carrillo Puerto, se les otorgó el derecho municipal y estatal a votar y ser
votadas. El segundo fue Chiapas, en mayo de 1925, mediante decreto del
gobernador César Córdova Herrera: “Se reconocen a la mujer, de los 18 años en
adelante, en todo el territorio del Estado de Chiapas, los mismos derechos
políticos que el hombre”.
Desafortunadamente
no tuve el privilegio de conocerlo en persona, pero se que este hombre vibra
fuertemente en mi, y como mujer y mexicana tengo mucho que agradecerle.
Me
educo un hombre, un gran Mexicano. Idealista. Soñador. Rebelde en su juventud.
Estudiante de la UNAM. Participante del movimiento estudiantil de 1968.
Extremadamente trabajador desde muy joven. Amante de su país. Mi padre. El me
crío con total libertad. Me lleno de libros. Compartió conmigo desde muy pequeña
sus sueños por México. Sus relatos sobre el movimiento estudiantil del 68 me
llevaron a tatuarme el lema “seamos realistas, demandemos lo imposible” en el
brazo izquierdo. Me enamoró de Ernesto “Che” Guevara, de Emiliano Zapata, y de
Nelson Mandela. Compartió conmigo sus escritos políticos que semanalmente
publicaba en el periódico de Cancún. Me platico la historia de México, no la
que cuentan en los libros de la SEP. Si no la que se pasa de boca en
boca, de abuela a nieto, de generación en generación. Compartió conmigo su
frustración, su dolor, los retos que enfrentaba el país, las injusticias, y
también los triunfos.
Recuerdo
como si fuera ayer el dia que asesinaron a Luis Donaldo Colosio. Recuerdo donde
escuchamos la noticia. Recuerdo la cara de mi padre, el hombre que me enseño a
amar a México, desmoronada, incrédula. Bañada en disturbio. Recuerdo haber
visto por primera vez a un hombre adulto doler profundamente por su patria.
Recuerdo los sentimientos, palabras y promesas de esperanza que vibraban en
México anteriores a esta fecha.
Recuerdo
tener 12 años. Recuerdo perfectamente la ropa que traía yo puesta. Recuerdo
sentir por primera vez los colmillos de México clavarse en mi pecho. Recuerdo
lo que sentí, lo que pensé. Recuerdo subir al tercer piso del edificio
“Popolnah” (aun en construcción) en la avenida Nader. Recuerdo voltear al
cielo estrellado de mi querido Cancún a través de la ventana sin vidrio y pedir
por la vida del candidato. Recuerdo no saber bien si rezaba yo por Colosio o
para que no tuviera yo que ser testigo del dolor y decepción que esta noticia
había causado en mi padre y en otros mexicanos a mi alrededor. Recuerdo sentir
que mi presente y el de México venían cargado de futuro. Recuerdo presentir que
este momento traería muchas desgracias mas. Ese dia entendí lo que era
pertenecer a un grupo bajo el nombre de patria. Ese dia me identifique con
muchos otros como ciudadana de una nación que pasaba por una tragedia. Ese dia
jure siempre tratar de buscar el bien para mi país.
Recuerdo
ese dia como el despertar de la Mexicana en mi.
A
partir de esa fecha me comprometí a informarme y educarme sobre los
acontecimientos políticos, sociales y económicos del presente y pasado de
México. Me comprometí a ser hermana de mi compatriotas. Me comprometí con la
justicia, la libertad, la honestidad. Me comprometí con México.
Pasaron
los años y en mi juventud, como puede ser común, me decepcione de mi país.
Grite, mente madres, agredí a aquellos políticos y personas que sentí le
hacían mal a mi pueblo. Escribí con rabia y llanto. Viví fuertes
confrontaciones y me pelee con desconocidos y conocidos que sentía yo que solo
veían por si mismos. Con los apáticos que no hacían nada por mejorar la
situación. Con aquellos que en mi juiciosa opinión volteaban la cara a las
enormes injusticias por las que pasaba el país. Fui pesimista. Anarquista. Mi
voz enojada y alta puso en cierto peligro a mi familia. Ataque a aquellos que
destrozan a México y fui atacada de regreso.
Y
que logró esta joven Mexicana con todo esto? No mucho, si no es que nada.
Porque no se logra nada con furia y desorden. No logre nada porque deje lo mas
importante fuera de todos mis gritos. Abandone al verdadero México en mis
agresiones. Abandone al México que me ha dado todo. Abandoné la paz, abandoné
la razón, abandoné todos lo libros que he leído, abandone a mi educación,
abandoné mi hermandad, abandoné a los mexicanos silenciados por esta
incontrolable violencia y me deje llevar por mi frustración, mi impotencia, mi
enojo, y mi dolor.
Hoy,
como lo dice esta famosa frase que esta en todas partes “ya me canse”.
Ya
me canse de gritar. Ya me canse de agredir. Ya me canse de luchar con las
mismas armas violentas con las que nuestro gobierno lucha en nuestra contra. Ya
me canse de hablar de nuestro corrupto, inepto e injusto sistema gubernamental.
Ya me canse de criticar. Ya me canse de llorar. Ya me canse de sentir un nudo
en las tripas constantemente. Ya me canse de hablar de Enrique Peña Nieto. Ya
me canse de decir que nuestro presidente no hay leído ni un libro. Ya me canse
de escuchar a la “primera dama” “la gaviota” intentar mentirnos con su enorme
falta de talento actoral, y tratar a mi gente como tarados. Ya me canse de
culpar a Carlos Salinas de Gortari por todo lo que me ha tocado vivir como
adulto en México. Ya me canse de escuchar a Mexicanos como Jesús Murillo Karam
decir “Ya me canse”. Ya me canse de los partidos políticos, del PRI, del PAN,
del disque Verde Ecologista, de Morena. Ya me canse de nuestros senadores,
diputados y muchos mas representantes. Ya me canse de la apatía que corre como
cáncer maligno por los cuerpos de tantos Mexicanos. Ya me canse de pelear en
contra de gente conformista que no merece ni mi energía, ni la de cualquier
otro buen Mexicano. Ya me canse de darme cuenta que la situación en la que
estamos la crearon Mexicanos. No extraterrestres que conquistaron nuestra
tierra, pero Mexicanos que decidieron robar, violar, secuestrar, matar, mentir,
voltear la cara, romper la ley y cometer actos injustos. Ya me canse de
sentirme decepcionada. Ya me canse de exponer las mentiras y corrupción de
Televisa, empresa con la cual NUNCA acepte trabajar, pues siempre he pensado
que mi pueblo merece mas calidad de la que esta empresa les sirve. Ya me case
de nuestros medios de comunicación vendidos. Ya me canse de que la verdad tarde
mas en ser dicha y creída que las mentiras. Ya me canse de alumbrar el mal. Ya
me canse de la obscuridad.
Esto
no quiere decir que me doy por vencida. Eso jamás. Mi “ya me canse” viene de un
cambio de actitud, un cambio de perspectiva.
Hoy,
elijo ser el ejemplo del México que quiero, deseo y creo firmemente que nos
merecemos. De hoy en adelante seamos, Mexicanos justos, honestos,
congruentes, responsables.
La
honestidad no es un deber social, ni un sacrificio por los demás. La honestidad
es la virtud mas grande que el ser humano puede practicar. La honestidad es
nunca sacrificar la realidad de nuestra existencia por nada, ni nadie.
La
justicia es juzgar a cualquier ser con total y completo respeto por la verdad. Cuando
un país, gobierno, sociedad o individuo le da a cualquier otro asunto mayor importancia
que a la justicia, devalúa por completo su propia moralidad. La quiebra moral, un
acto increíblemente injusto, es castigar a los hombres por sus virtudes y
recompensarlos por sus vicios.
Congruencia
es identificar que no podemos engañar a nuestra conciencia. Es reconocer que no
se puede permitir ninguna violación entre acción, palabras y el pensamiento. Es
serle fiel a la verdad, y a nuestra propia conciencia.
Responsabilidad
es una disciplina moral exigente que muchos tratan de escapar. Es la plena
aceptación de nuestras propias decisiones, acciones y sus consecuencias.
Eduquémonos,
informémonos. Compartamos los hechos, no divulguemos y le demos mas importancia
a chismes, chistes y mentiras. Basemos nuestra lucha en lo mejor de nosotros,
no en lo peor del enemigo. El ser humano tiene una única opción básica: pensar
o no pensar, y eso es el indicador de su potencial. Seamos Mexicanos de
pensamiento.
El
sistema político, económico, jurídico y social de un país, esta basado en su
código de moralidad. Si vamos a reconstruir a México en una premisa moral
tenemos que nosotros como individuos vivir a diario esa moralidad. La
primordial razón de existir de un gobierno es para proteger los derechos de sus
ciudadanos. Nuestro gobierno ha fallado en su primordial razón de ser. No nos
fallemos a nosotros mismos como hermanos, protejamos tanto nuestros derechos
como los del prójimo. No dejemos a el gran Mexicano dentro de todos nosotros
perecer en esta solitaria decepción. Luchemos, pero luchemos por lo mejor de
nosotros como individuos y como pueblo. Marchemos por nuestras virtudes que son
tan abundantes.
Mexicanos
por el bien común. Mexicanos por la paz.
El
cambio no esta por venir, el cambio esta presente y su motor somos nosotros. El
cambio toma tiempo. Toma dificultad, llanto, dolor, sangre y muertes. Pero el
cambio ya es nuestro. El cambio no es de aquellos que le temen. El cambio es
del verdadero México. De aquellos ciudadanos descontentos e indignados.
Encontremos la formula para cambiar juntos. Marchemos contra corriente pero
unidos. Con el corazón lleno de orgullo de ser Mexicanos. Sin complejos, ni
discriminaciones. Mujeres y hombres a la par. Con la ardiente convicción de que
nada es imposible. Con las mismas ganas y esperanza con la que se entregaron
los héroes de nuestra historia. De la mano de nuestros valientes estudiantes
del 68, los jóvenes de Ayotzinapa, y las miles de almas anónimas que a diario
nos susurran...Fuerza.
Porque
este cáncer, que parece que nos come, tiene sanación y la medicina esta en
nuestras manos. Si, estamos muy cansados, estamos mas que hartos, estamos
llenos de dolor y rabia. Pero son estos sentimientos los que acabaran con
nosotros antes de acabar con el mal que rige nuestra patria. No dejemos que
este cáncer corra por nuestras venas. No dejemos que consuma nuestro espíritu.
No mandemos mensajes de agotamiento, desesperación y violencia. No perdamos la
batalla antes de iniciar la verdadera lucha por un mejor México.
No
nos enfoquemos en ser “anti mal”. Enfoquémonos en ser “por el bien”. No
le otorguemos mas energía y luz a aquellos que tanta obscuridad nos han dado.
Seamos lideres que luchan con la paz, la bondad, la empatia, la justicia, la
libertad como sus lemas. Seamos aquellos Mexicanos que México necesita. Seamos
la luz que abre brecha para mas luz.
Dentro
de cada uno de nosotros aquí y ahora palpita una pasión inconmensurable por
nuestra gente, nuestros herman@s.
Unámonos.
Dentro
de cada uno de nosotros aquí y ahora vive el Mexican@ que lograra el cambio.
Identifiquémoslo.
Dentro
de cada uno de todos nosotros aquí y ahora se encuentra la luz, el amor, la
inteligencia, la integridad y la bondad para sanar las heridas de México.
Compartámoslas.
Dentro
de cada uno de nosotros aquí y ahora esta la medicina para aniquilar a este
cáncer que nos consume.
Saneémonos.
Dentro
de cada uno de nosotros, vibra el gran Mexicano que se merece nuestro país. El
individuo que hará mas fuerte al grupo. Identifiquemos a este Mexicano y
pongámonos al servicio del otro, no solo de nosotros mismo. Solo así podremos
otorgarle a nuestro México bello y amado el grupo de individuos Mexicanos que
se merece, el grupo de individuos Mexicanos que cambiara a nuestra patria.
Dentro
de TI, dentro de MI, dentro de CADA UNO DE NOSOTROS vuela el águila que
devorara a la serpiente.
Duende,
siempre duende.
-N.